Imagínense la llanura ondulada de un mar poco profundo. Las partes más arenosas y resguardas están pobladas por un bosque de tallos alargados que acaban con cabezas abiertas en forma de flores. La superficie está plagada de animalitos con aspecto de medusas y llenos de ramificacionesque caen de cuando en cuando a fondo del mar. En ese fondo, y escondido entre los tallos, unos seres reptantes, aplastados y con cierta forma de cochinilas, se dejan ver de cuando en cuando por la arena, dejando surcos bien claros. en la arena del mar. Si le añaden imaginación y paciencia tal vez puedan ver una especie de calamar gigante acechando en las sombras a estos tímidos seres reptantes. No piensen que hablamos de un sitio lejano: hablamos de Cáceres, solo que 450 millones años atrás de nuestra era (y siempre que ustedes no sean creacionistas, claro).
Este bichejo llamado graptolites es quizás el más común de los fósiles cacereños. Se cree que era un animal que vivía en colonias, representado en cada una de esos dientes de sierra que se ve en la imagen superior.
Aunque de aspecto humilde son utilísimos para datar con precisión las rocas cacereñas. La imagen que tenemos arriba pertence al género bigraptus y es propio de las pizarras ordovícicas. La parte superior corresponde al resto de una concha no identificada.
Representación figurada de los graptolites. Con aspectos de medusas, transitarían la supeficie flotando y dejándose llevar de un lugar a otro. Los restos que se conservan en nuestras rocas pertenecen a esas colas con forma de sierra.
La imagen que presentamos arriba es la del fósil más famoso de todo el Paleozoico: los trilobites. Este, que encontramos en las cercanías del cerro de la Butrera, estaba en perfectas condiciones pero por desgracia llego a casa deteriorado. y está descabezado. Estos fósiles son muy comunes en nuestra región en los terrenos paleozoicos de las Villuercas, aunque en nuestra zona ha habido más hallazgos.
Una representación idealizada de los trilobites, reptando por el fondo marino.