Después de estas dudas filosóficas, queda la realidad: una mañana dedicada a la observación y caza de cangrejos, al ensayo del tiro de la rana sobre el agua de la charca del Marco, a la recolección de flores silvestres y a disfrutar, al final de la mañana, de una Superbock -cerveza portuguesa, la favorita del G.P.-, desconocida en Cáceres. Y aquí vino el feliz hallazgo motivo del post de hoy: el descubrimiento de un enclave con numerosos gladiolos silvestres, hermosísimos, bien erguidos, en plena floración múltiple. Desde lo lejos destacaban ya sus tallos altos y sus flores rosadas, por encima del manto de ajos blancos y otras flores que también adornan las huertas abandonadas del Marco. Por un momento, el G.P., obsesionado con las orquídeas, pensó que podría tratarse de una nueva especie vista por los alrededores, pero indudablemente la planta del gladiolo es casi inconfundible, incluso para los zotes de la botánica como es el caso del G.P. (si el G.P. hubiese visto el bulbo, lo habría reconocido hasta con más rapidez que la propia planta). Eran tan numerosos que hemos hecho una excepción por una vez, y hemos recogido un ramo de flores silvestres, ajos blancos y gladiolos rosados (solo tres), para el disfrute de Inma.
Los gladiolos silvestres (Gladyolus illiricus) son de un porte más pequeño que las especies cultivadas, pero a pesar de su menor tamaño, sus flores destacan por igual. Aquí los encontramos sobre un antiguo olivar a las orillas del Marco, en una zona de cultivo abandonada, pero fértil y con suelos pardos más profundos que los de los alrededores, provocados por la antigua sedimentación fluvial. Toda en sí es una zona extremadamente abundante para las liliáceas y umbelíferas, es decir plantas bulbosas perennes que aquí tienen la posibilidad de extenderse a sus anchas, siempre que los cardos borriqueros las dejen, eso sí.
El ramillo en cuestión, con ajo blanco, kundmaria amarilla y gladiolos silvestres.
El ramillo en cuestión, con ajo blanco, kundmaria amarilla y gladiolos silvestres.
Los eriales del Marco, en plena ebullición primaveral.
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