Los arroces pequeños, todavía sin flores, que solo se darán más adelante.
Aproveché la estupenda mañana del día de Nochebuena para irme con Juan a conocer mundos antiguos, y cuando entré en el casco viejo me vi otra vez envuelto en esta costumbre de contemplar los muros de cuarcitas. Entre las muchas cosas que me llamaron la atención, como cuando era pequeño, estaban estas pequeñas plantas de las que entonces desconocía su nombre, y que ahora indagando por aquí y por allá he descubierto que reciben el divertido apodo de "arroces". En realidad el nombre científico es Sedum caespitosum, de la familia de las crasuláceas, y a pesar de su pequeño tamaño (no pasan de 5 cm.) también parece ser que tienen virtudes medicinales. Se les puede emplear incluso como emplastos con hojas frescas machacadas, para heridas, callos y todo tipo de verrugas. Alguien da más por tan poco?
¡Oye, eso que ve ahí no será un niño abandonado!
ResponderEliminarViendo el pedrusco parece una inscripción en árabe. Está para ponerle marco.
Feliz 2011 de uvas a uvas.
Un besote a Juan.
Pues no! Como ya has visto es el compañero de viaje de los
ResponderEliminarúltimos meses. He tenido que dejar la bici casi por entero, para pasarme al carrito... Tiene menos autonomía en kilometraje, pero se gana con el cambio.
Y sobre los pedruscos... la parte vieja es un auténtico museo de cuarcitas y plantas rocosas. Lástima que pase tan desapercibida...
Un saludo y feliz entrada en el nuevo año (me imagino que será con una cena suculenta y un buen vino)...
Dos cosas:
ResponderEliminarlo primero es que tienes un blog precioso, y que tu tierra no se merece menos.
Lo segundo, a lo que iba:
la cuarcita grabada con óxido, así, a primera vista, pensé que eran inscripciones árabes...
Me quedo con tu página, para mirarla con cuidado mas adelante, pues está guay...
Bueno, pues gracias por el cumplido.
ResponderEliminarY lo de las cuarcitas, como decía anteriormente, es un auténtico mundo. Se puenden ver composiciones increibles... y todas causadas por el azar.
Un saludo..