Se habrá inspirado Spielberg en los galápagos para crear E.T.?
Ayer había decidido hacer bicicleta a fondo. Nada de continuas paradas para observar bichos, pedruscos o curiosidades varias. Así que orienté la rueda hacia un camino fácil de hacer, las pistas que se abren entre el polígono industrial y las Arenas, y me dediqué como único entretenimiento a la contemplación de un fantástico cielo emborregado. Sin embargo, los dioses no iban a dejar tranquilo mi empeño adelgazante y deportista, y a unos seis kilómetros de marcha, un pequeño regato con abundante y algo maloliente agua (provenientes de las depuradoras del polígono), me obligó a detener la bici. Claro, me dejé llevar por unas super-ranas que saltaban al lado de la rueda, y después ya no pude evitar seguir el rastro del regato un rato. Y así fue como en un pequeño remanso del regato, vi dos grandes figuras ovaladas y rechonchas que se movían bajo la superficie del agua. Son galálapagos!, me dije, y el G.P. agradeció al cielo semejante regalo. Hacía varios años que no me encontraba con estos individuos curiosos, y durante un buen rato estuve contemplando sus simpáticas cabezas levantadas sobre el agua, observándonos los tres en silencio. Quise sacar la maldita cámara para conmerar el evento y naturalmente, los pobres quelónidos (nombre divertido) se asustaron.
El G.P. siempre ha observado los galápagos en las corrientes pequeñas y más raramente en sitios estancados. Aquí estaba reptando por el fondo con mucha tranquilidad y pachorra. Desgraciadamente no hemos tenido tiempo para distiguir entre el leproso y el europeo.
En esta foto tuve la mala suerte de no reconocer bien la cabeza y no sacarla de forma decente.
El regato donde encontré estos simpáticos amigos. El atardecer caía y yo estaba a tomar por saco de mi casa. Si alguien desea ver galápagos en gran número y en múltiples formas, el G.P. aconseja visitar el arroyo del Guadiloba en primavera o verano, en su paso por la carretera que va del Casar al Almonte.
Antes se veían a centenares tomando el sol en cualquier charca. No puedo creer que hayan desaparecido.
ResponderEliminarHace un par de años, apareció uno en la piscina al que mi hija puso por nombre "Chelo" (por lo de quelonio). Tuvimos que ir a soltarlo al Tajo. Hay un vídeo que lo certifica.
Besote a Juan.
Yo creo también que antes eran bastante más comunes. De todos modos, sí se pueden ver en algunas charcas todavía por el Casar o Sierra de Fuentes, y como decía en pequeños cursos de agua como el Guadiloba, son un espectáculo.
ResponderEliminarSaludotes...