La primera vez que mi madre hace el amago de abrir el frigorífico del campo y ve a este bicho que se mueve a toda velocidad y ágilmente atravesando la diagonal de la puerta, casi le da algo. Nos costó lo suyo convencerla que este fantástico reptil es el mejor antibichos que podía tener la casa. Desde entonces, las salamanquesas aparecen cada verano a visitarnos, y no son una sola.
La salamanquesa común acostumbra a estar en todos lugares habitados por el hombre. De pequeño jugábamos en las noches de otoño a ver quién contaba más salamanquesas bajo los tejados, en Sierra de Fuentes, y recuerdo que contábamos por decenas. Este pequeño gekónido con aspecto de dragon escamado puede encontrarse en los techos de cualquier casa de campo, detrás de un electrodoméstico, una rendija, bajo un cuadro: sus ventosas lo pueden todo. Y eso que nos encontramos con una especie menor de sus primos tropicales...
El. G.P. tuvo que hacer malabarismos para llegar al techo y poder hacer la foto a su pequeño huésped (lástima no tener ventosas como estos reptiles). Lo que sí pudimos observar fue una pequeña protuberancia en la cola, como si fuera bífida.
Aquí, en casa los tengo a cientos.
ResponderEliminarComo sabes, esos animalitos regeneran la cola cuando la pierden por accidentes, en peleas o huyendo de sus predadores. Probablemente a tu bichito le había pasado eso.
Mira este vídeo:
http://www.youtube.com/user/valdomicer?feature=mhum#p/u/7/PdnHVlHmu0I