Este pequeño dragoncillo grisáceo y aplanado que se mueve en el estanque es el "patito feo" de los tritones y salamandras. El gallipato -ya su nombre es algo raro- nada placenteramente en las aguas estancadas y poco briosas; en cuanto lo llevamos al suelo sus andares se vuelven tan poco elegantes que parece que va borracho, contorneando todo su cuerpo.
Aunque parezca mentira, el G.P. se ha encontrado alguna vez gallipatos bastante alejados del agua, escondidos bajo tierra, a principios del verano. Lo más normal, sin embargo, es que pasen buena parte del tiempo en el agua. Este pobre gallipato de la fotografía, fue "víctima" de la limpieza de lodos de un pequeño estanque en Sierra de Fuentes. Poco después volvimos a meterlo en el agua y ahí sigue. Como ya es un viejo conocido, pasa el invierno metido en un tronco hueco semisumergido pero a veces se le puede ver nadar en el tiempo frío.
El gallipato es el más discreto de los salamándridos. Sin ostentar colores vistosos ni vientres amarillos, su distintivo fundamental es el aplanamiento de su cabeza y su tronco. En los lados del tronco exhibe dos hileras de puntas anaranjadas que le sirven de defensa, en caso de sentirse atacado. La verdad es que el gallipato recuerda a los anfibios fósiles del carbonífero, por lo menos.
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