quarta-feira, 28 de julho de 2010

CIGÜEÑAS



Es ya costumbre en verano encontrarnos con bandadas de jóvenes cigüeñas por los alrededores de Cáceres. Se pueden encontrar posadas por decenas sobre grandes encinas o alcornoques, también en descampados abiertos o como en este caso, zonas húmedas. También para ellas la unión crea seguridad. Este año además las numerosas charcas dejadas por un invierno lluvioso les ha permitido un buen regalo de comida fácil. En este caso, la bandada de cigüeñas estaba en los humedales de los Arenales, pescando ranas y renacuajos. Poco pude disfrutar de su contemplación: en cuanto sintieron mi bicicleta acercándose, levantaron el vuelo a decenas. Un espectáculo a pocos kilómetros de la ciudad. Si quieren el consejo del G.P., escuchen cuando hay tan gran número de ellos, el ruido de sus alas al alzar el vuelo.  
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quarta-feira, 21 de julho de 2010

LA PACHORRA DEL GALÁPAGO

Se habrá inspirado Spielberg en los galápagos para crear E.T.?

Ayer había decidido hacer bicicleta a fondo. Nada de continuas paradas para observar bichos, pedruscos o curiosidades varias. Así que orienté la rueda hacia un camino fácil de hacer, las pistas que se abren entre el polígono industrial y las Arenas, y me dediqué como único entretenimiento a la contemplación de un fantástico cielo emborregado. Sin embargo, los dioses no iban a dejar tranquilo mi empeño adelgazante y deportista, y a unos seis kilómetros de marcha, un pequeño regato con abundante y algo maloliente agua (provenientes de las depuradoras del polígono), me obligó a detener la bici. Claro, me dejé llevar por unas super-ranas que saltaban al lado de la rueda, y después ya no pude evitar seguir el rastro del regato un rato. Y así fue como en un pequeño remanso del regato, vi dos grandes figuras ovaladas y rechonchas que se movían bajo la superficie del agua. Son galálapagos!, me dije, y el G.P. agradeció al cielo semejante regalo. Hacía varios años que no me encontraba con estos individuos curiosos, y durante un buen rato estuve contemplando sus simpáticas cabezas levantadas sobre el agua, observándonos los tres en silencio. Quise sacar la maldita cámara para conmerar el evento y naturalmente, los pobres quelónidos (nombre divertido) se asustaron.   

El G.P. siempre ha observado los galápagos en las corrientes pequeñas y más raramente en sitios estancados. Aquí estaba reptando por el fondo con mucha tranquilidad y pachorra. Desgraciadamente no hemos tenido tiempo para distiguir entre el leproso y el europeo.

En esta foto tuve la mala suerte de no reconocer bien la cabeza y no sacarla de forma decente.
El regato donde encontré estos simpáticos amigos. El atardecer caía y yo estaba a tomar por saco de mi casa. Si alguien desea ver galápagos en gran número y en múltiples formas, el G.P. aconseja visitar el arroyo del Guadiloba en primavera o verano, en su paso por la carretera que va del Casar al Almonte.

terça-feira, 20 de julho de 2010

CUANDO SALÍ DEL NIDO (II)

En nuestros paseos por el parque del Príncipe seguimos encontrándonos con esos hijos que les cuesta abandonar la tutela de los padres (debe estar en la naturaleza extremeña este tipo de comportamientos). Aquí tenemos a un joven mirlo que todavía pide a su progenitor un poco de comida.

Otra forma de defensa ante lo desconocido: los recién salidos del nido se juntan en grupos e inician su andadura por el mundo en bandadas. Aquí parece que estos gorriones no las tienen todas consigo para bajar al canal y saciar su sed. 

En muchas ocasiones la propia coloración  y el plumaje de las aves delata su juventud. Aquí vemos un rabilargo cuya coloración en la parte superior de la cabeza todavía no ha alcanzado el tono oscuro de los adultos.

quinta-feira, 15 de julho de 2010

CULEBRAS EN LAS CHARCAS

Al principio, mi intención era acercarme a las Arenas atravesando los llanos que están por detrás del polígono de las Capellanias. Por eso de alegrar la vista con alguna pegmatita vistosa. Pero cuando vas con la bicicleta, tranquilamente y con diversos pensamientos en la cabeza, te puedes detener por cualquier cosa, y en nuestro camino se nos cruzó una pequeña charca para el ganado. Al principio me llamó la atención un afloramiento de pegmatita con turmalina, pero después me dejé llevar por los saltos de las ranas (mi perdición), y por fin unos extraños ruidos entre los juncos me hicieron preguntar qué bicho habría allí. Mi sorpresa fue enorme cuando me encontré a una tranquila culebra de collar (Natrix natrix, aunque al principio estaba confundido con la Natrix maura) deslizándose de los juncos y nadando velozmente por la superficie de la charca. Esto me hizo ver la charca con otros ojos, y en un par de minutos pude distinguir al menos cuatro culebras distintas nadando por la superficie y custodiando las orillas de la charca, en busca de una apetitosa rana (que eran muy abundantes). Estuve al menos media hora contemplando sus idas y venidas, el zigzageo de su natación (la culebra de collar suele nadar siempre en superficie), su búsqueda de alimento e incluso sus encuentros (enroscándose entre ellas, como en época de celo). Todo un espectáculo para el G.P. Lástima que este pobre animal sea uno de los que nos solemos encontrar muertos, descabezados o aplastados, por gente prejuiciosa que los siguen considerando como un enemigo del hombre.   

La culebra de collar atraviesa sigilosamente los juncos en busca de comida. Me quedaba prendado la elegancia de sus movimientos y cómo surcaba el agua sin apenas un ruido.

Una vez en la orilla, me pude acercar a ellas lo más posible y fotografiar su linda cabeza. Este día pude comprobar, efectivamente, el carácter hipnotizador de las culebras. el ojo fijo y sin párpado de la culebra concentraba poderosamente nuestra atención y no podía separar mi vista de ella. Por otra parte, reconocer la pupila de la culebra es tremendamente útil a la hora de distinguir las víboras del resto de las especies, de carácter inocuo...

La charca supone un respiro en medio del secarral de la llanura y los anfibios se amontonan en estos pocos lugares húmedos que todavía se mantienen. Las lluvias de este último invierno han hecho posible, sin embargo, que las charcas de la comarca cuenten este año con más reservas que en otros veranos. Al fondo de la foto, se pueden reconocer las monteras de la explotación de Las Arenas.

terça-feira, 13 de julho de 2010

UN VIEJO OLMO

Tantas veces he paseado por allí con Juan, que la rutina había borrado de mi vista el magnífico olmo que podemos contemplar en el pequeño parque del Perú (iba a ser más grande, pero la codicia por el terreno también lo es). En realidad este ejemplar tiene algo de heroico, es un testigo mudo de todos los cambios que ha operado toda esta parte de la ciudad desde antes de nacer yo. Ese negrillo es el último superviviente de esas largas filas de acacias, algarrobos y olmos que se plantaban en las entradas de las ciudades y a lo largo de las carreteras para dar sombra a arrieros en los meses del estío. Hoy apenas sobreviven algunos ejemplares (aunque en la raya portuguesa sí existen todavía estas magníficas hileras), y enfermedades como la grafiosis hicieron mella en los ejemplares más viejos y hermosos, aunque muchos se han destruido en pueblos o ciudades por un interés urbanístico, con la excusa de que estaban "enfermos".

Pues bien, una mañana estaba yo sentado con el carrito al lado, contemplando el árbol, cuando un señor mayor me pide si podemos compartir el asiento juntos. Las sombras son escasas, el calor sofocante y los bancos disputados. Considero que las personas mayores son como cofres del tesoro por abrir, eso lo saben muy bien los historiadores que luchan por los testimonios orales, y no pasó mucho tiempo cuando empecé a largar preguntas sobre la historia del olmo en cuestión, y cómo era todo este barrio antes de nacer yo. Gracias a su memoria (el señor, a pesar de su edad, tenía muy buena cabeza) empecé a reconstruir mis propios recuerdos, imágenes casi perdidas en la historia de mi infancia, y por fin pude conseguir una imagen borrosa de cómo era aquella carretera en los años jóvenes del olmo, del propio anciano y de mi propia vida. Después, claro, uno sigue hablando: era de Arroyo de la Luz, hablamos de la decadencia de la artesanía del barro, de nuestras familias, de las monedas antiguas, de los juegos de los niños de antes y mil cosas más,  hasta el punto que casi nos da pena despedirnos y seguir nuestro camino. Y cosas que me han ocurrido más veces: después de estar una hora hablando, ni siquiera nos dijimos nuestros nombres.   



segunda-feira, 12 de julho de 2010

EL PARAÍSO DE LA LAGARTIJA IBÉRICA

Con los calores del verano, había cogido bien temprano la bicicleta para hacer una visita a los Barruecos. Un rebaño de vacas y terneritos en mitad del camino me hizo desistir del intento, pero me quedé observando unos buenos berrocales donde puede comtemplar y admirar estas simpáticas lagartijas. Aunque el G.P. es bastante inútil a la hora de distinguir entre lagartijas, pudimos reconocer después que los ejemplares que veíamos pertenecían a la lagartija ibérica o común. Las avistamos en grupos de dos o tres, reptando por las paredes casi verticales del berrocal en el que me encontraba tranquilamente, y buscando comida entre los líquenes y musgos secos.  

La lagartija ibérica. La podemos distinguir de la lagartija colilarga sobre todo porque la superficie de las escamas en esta última es bastante menos lisa que en la de la ibérica, y también porque suelen estar en hábitats distintos. La lagartija ibérica es amante de los roquedos, mientras que a la otra es más fácil verla en terrenos abiertos y con matorrales, como es frecuente de ver en la Sierra de la Mosca.
El mimetismo que consigue con el medio que la rodea es en ocasiones asombroso, hasta el punto que solo caes en su presencia cuando empieza a moverse con agilidad trepando por la roca. Como en otras lagartijas, su coloración es muy variable, y no es fácil distinguirla únicamente por esa característica

sábado, 10 de julho de 2010

YA ESTABAN TARDANDO...


La tarde del jueves se volvió más cargada y sofocante que de lo habitual. Cuando salí a la ventana de mi casa, vi esos cielos que desde pequeño he recordado con pena cuando estaba en Orense o en Porto: un cielo entre gris y violáceo, acompañada de la típica lluvia de cenizas que provienen de los incendios forestales. Nada más verlo, pude intuir de dónde venía esta triste lluvia. "Mucho estaban tardando ya..." me dije a mí mismo, y un año más, los pastos del cerro de Cabezarrubia -o el cerro de los Pinos, o de Aldea Moret- ardía.

Mi pena no es tanto por lo que se pierde, sino por lo que no puede llegar a ser: el cerro no tiene una gran trascendencia ecológica, pero podría ser un buen parque para la ciudad, y dar a esa parte de la ciudad una zona verde decente. Es una verdadera lástima que los continuos esfuerzos por repoblar el pequeño monte y mantener su población de piñoneros se vean ahogados cada año con estos incendios. Y es patético comprobar en el otoño o la primavera, cuando subo al monte, los árboles quemados de cada verano. Preguntando sobre por qué se quema este cerro, he escuchado de todo: los que viven del lado del monte se quejan de los animales que entran en sus casas. También que las quemas ilegales del vertedero del otro lado acaban se descontrolan y acaban por prenderlo todo. Este año, los grandes pastos lo han hecho todo más fácil. Una lástima, producto de nuestra desidia.

La altura de los pinos permite salvar sus ramas más altas -es un incendio de superficie- pero eso no evita graves daños en los árboles y que los más jóvenes no sobrevivan.

quinta-feira, 8 de julho de 2010

SAPOS Y RANAS

El blog del G.P. está a punto de cumplir un año, y  vamos cerrando el ciclo que se abrió hace doce meses. Uno de los primeros post que escribí estaba destinado a un fantástico sapo de espuelas que conocí el año pasado, y que ahora tengo la suerte de poder contemplar de nuevo. Un año después, comprobamos que en el estanque de mi familia en Sierra de Fuentes vuelven a acumularse muchos anfibios que buscan un refugio para afrontar los rigores del calores. Esto obliga a que distintas especies tengan que convivir entre ellas, la rana común -la dueña del estanque durante todo el año- con los sapos de espuelas que vienen de visita estival. Este año, hemos localizado por lo menos cuatro de ellos en el pequeño estanque. Dos de ellos aparecen en la imagen de arriba, con apariencia muy distinta, pero marcados siempre por las pupilas, sus ojos saltones y su cuerpo rechoncho.

Un enorme sapo se olvida del estío refrescándose en lo profundo del estanque.
                                                                                                                                                                    Distintivo del sapo de espuelas: el espolón negro y duro que presenta en el reverso de su palma membranosa. Utiliza esta herramienta con precisión para ocultarse de forma llamativamente rápida entre la hojarasca o el barro. Para comprobar esto naturalmente tuvimos que sacar a nuestro pobre sapo de la profundidad del estanque y molestarle un poco.  En esta ocasión, sin embargo, nuestro amigo hizo uno de sus típicos trucos de defensa: "hacerse el muerto", y así nos dejó fotografiarle tranquilamente su espolón.
Nuestro amigo, ya recobrado del susto. Aquí empezaba a hincharse y a ponerse enfadado (otro de sus mecanismos de defensa), así que optamos por dejar en paz al pobre bicho y devolverlo a la paz del estanque. La vida en un estanque tan pequeño no deja de estar libre de peligros. Las aguas están muy poco oxigenadas y algunos anfibios acaban enfermando y muriendo a lo largo del verano. 

segunda-feira, 5 de julho de 2010

TIEMPO DE AMOR


Y dijo Dios a los insectos hace trescientos millones de años: "Creced y multiplicaos", y se pusieron manos a la obra sin más tardanza, y así hasta llegar a nuestros días, en los que podemos considerar a los insectos como uno de los grupos de animales más exitosos de toda la tierra. Y si no pregúntelo a esta pareja de libélulas, que llevan desde el Carbonífero batiendo sus alas con total felicidad y haciendo sus labores como depredador. Aquí tenemos una hermosa pareja en el parque del Príncipe, muy próxima al canal de agua que recorre dicho parque. La razón: la libélula pone los huevos en el agua, y su fase larvaría transcurre en ese medio. Larva que por cierto, puede llegar a ser también el terror del estanque.     

Aquí tenemos al bicho inmundo del post anterior cometiendo felonías e intentando traer al mundo más monstruos con impunidad. Esta imagen la tomamos en los berrocales al oeste de Aldea Moret, atravesando la autovía.

LARGO ATARDECER DESDE MACONDO



Hasta la urbanización de tan marquesiano nombre y limítrofe con las llanuras del oeste, me he ido con la bici en las últimas ocasiones en busca de un agradable atardecer. Quien viva en Cáceres y disfrute de la naturaleza debe saber que en verano entre las once de la mañana y las ocho de la tarde, el infierno hace imposible cualquier derroche físico en el exterior, y por eso nuestras escapadas se limitan a esas horas... Horas que por otra parte regalan imágenes como las de arriba...  

 
Las ovejas buscan pastos en los escasos prados verdes que se mantienen casi milagrosamente  durante julio. Después descubrimos la causa del pequeño oasis: un diminuto reguero de agua bajaba de las trincheras de la vía del tren próxima y permitía una mayor humedad en esa parte de la dehesa. Además, las últimas tormentas han ayudado a mantener brevemente la humedad del suelo en estos prados.

No son raras de encontrar en esta época las famosas "camisas" de las culebras bastardas: y es que un cambio de vestuario es bueno de cuando en cuando para todo el mundo.

Este mosquito gigante daba auténtico miedo de solo mirarlo. El G.P. no tiene ni idea a qué especie pertenece este engendro diábolico, que zumbaba alrededor de la cámara en cuanto levantó el vuelo. Por si las moscas, decidimos no molestarlo más, aún cuando seguramente, el que tenía más miedo de los dos era el pobre bicho.  

EL TOBOGÁN MÁS ANTIGUO DEL MUNDO.

Presentamos la atracción más antigua construida por los niños. Las pendientes lisas que en ocasiones se presentan en los afloramientos graníticos han sido utilizadas de siempre por niños para construir sus "lanchas resbaladeras", como las denominan en Piornal. La de arriba está en las cercanías de Aldea Moret y a lo lejos parecía un filón aplítico o algo así. Curioso como soy yo, me desmonté de la bicicleta y salí a comprobarlo: mi sorpresa fue grande cuando descubrí que en realidad se trataba de un tobogán y que la limpieza y pucritud de la roca estaba causado por el culo de los niños que se habían deslizado por el granito hacia abajo. Y es que estos toboganes tienen una gran ventaja sobre los otros: cual de los artificiales se puede encontrar en plena naturaleza y rodeado de peñascos? Me atrevería a asegurar que casi ninguno. Lo artificial se construye sobre lo artificial: las piedras que vean los niños serán las de los adoquines y aceras y los árboles estarán enrejados.  Está claro que cuando Juan sea grande, me lo traeré para aquí.


Lancha resbaladera de Piornal.

sexta-feira, 2 de julho de 2010

CUANDO YO SALÍ DEL NIDO.


El verano: fantástica época para ver a los pajarillos alimentar su progenie. Ya lo he visto en las golondrinas y ahora tocaron los gorriones, mucho más fáciles de ver y también de perseguirles con la cámara. Está claro que abandonar el hogar materno es un trauma no solo para los treintaañeros acuciados por crisis económicas, sino también para los pájarillos con pocos meses de vida y que aunque sepan volar, todavía no son capaces de encontrar su sustento.
Aquí tenemos una joven lavandera recién salida del nido en el Padre Pacífico. Estaba aprendiendo los lugares donde podía aproximarse para beber agua, sin darse cuenta que desde donde estaba era demasiado vertical para alcanzarla por sus propios medios. El pobre pájaro estuvo intentando e intentando hacer equilibrios y estirar su cuello sin resultado, sin darse cuenta que un poco más arriba, los gorriones veteranos estaban sobre un cómodo apoyo saciando la sed con el agua del estanque.
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Como se ve, poco tiene que ver la coloración de los jóvenes, marrón y parda, con la de sus progenitores. Pero por sus simpáticos andares y la cola larga, siempre se la reconoce sin problemas.